Testamento de Pavlov

Dr. Abraham Krivoy y Lic. Fancis Krivoy de Taub

Invitamos a los Colegas a enviarnos para esta sección de la Revista Centro Médico lecturas cortas recomendadas con mensajes trascendentes. o de valor histórico.

Aquí lo iniciamos con el Testamento de Pavlov que mantiene toda la vigencia para quien desee dedicarse a la ciencia.

Dr. Abraham Krivoy y Francis Krivoy de Taub

Ivan Petrovich Pavlov (1849-1936)

Fisiólogo ruso discípulo de Ivan Sechenov y ganador del Premio Novel en 1904 por sus investigaciones sobre el funcionamiento de las glándulas digestivas. Trabajó de forma experimental y controlada con perros, a los que incomunicaba del exterior en el laboratorio que se pasó a llamar “las torres del silencio”. Sus estudios lo llevaron a interesarse por lo que denominó secreciones psíquicas, o sea, las producidas por las glándulas salivales sin la estimulación directa del alimento en la boca. Pavlov notó que cuando en la situación experimental un perro escuchaba las pisadas de la persona que habitualmente venía a alimentarlo, salivaba antes de que se le ofreciera efectivamente la comida; no obstante, si las pisadas eran de un desconocido, el perro no salivaba. Estas observaciones le inspiraron para llevar a cabo numerosos estudios que fueron la base del Condicionamiento Clásico. Nunca se consideró un psicólogo, y hasta el fin de sus días sostuvo que era un fisiólogo.

Testamento de Pavlov

Se negó a explicar el Condicionamiento Clásico según la opinión corriente de que la salivación del perro frente a un indicador cualquiera se debe a su expectativa de que habrá de recibir alimento. Rechazó toda explicación basada en una supuesta “conciencia” del perro, apegándose estrictamente en cambio a las explicaciones fisiológicas.

Hoy se estima que la obra de Pavlov ha sido precursora, ya que fue el primero en efectuar investigaciones sistemáticas acerca de muchos fenómenos importantes del aprendizaje, como el condicionamiento, la extinción y la generalización del estímulo.

Si bien Pavlov no creó el conductismo, puede decirse que fue su pionero más ilustre. John B. Watson quedó impresionado por sus estudios, y adoptó como piedra angular de su sistema el reflejo condicionado.

TESTAMENTO DE PAVLOV

“¿Qué deseo a la juventud de mi patria que se dedica a la ciencia?

Antes que nada, PERSEVERANCIA. Sobre esta premisa importante para un trabajo científico óptimo, nunca puedo hablar sin conmoverme.

¡Perseverancia, perseverancia y otra vez perseverancia! Desde el principio de vuestra tarea, debéis educaros en la mayor perseverancia, en la acumulación del saber.

Aprended primero el abc de la ciencia, antes de querer escalar la cumbre. Nunca ataquéis lo siguiente si no habéis dominado antes a lo anterior: no tratéis nunca de ocultar los huecos de vuestro saber, ni aun con las más osadas suposiciones e hipótesis. Aun cuando vuestro ojo se deleite con las irisaciones de esa pompa de jabón, no olvidéis que va a estallar irremediablemente y no os dejará otra cosa que vergüenza.

Educaos en el autodominio y en la paciencia. Aprended a hacer también el trabajo menudo de la ciencia; estudiad, comparad y acumulad hechos.

Por más perfectas que sean las alas de un ave, nunca podría remontarse en vuelo si no pudiese apoyarse en el aire. Los hechos son el aire del sabio. Sin ellos jamás aprenderéis a volar. Sin ellos vuestras “teorías” son trabajo perdido.

Tratad entonces al estudiar, al experimentar y al observar, de no permanecer en la superficie de los hechos; no os convirtáis en archivistas de hechos. Tratad de penetrar en el secreto de su origen, buscad tenazmente las leyes que los rigen.

Lo segundo es MODESTIA. No creáis nunca que ya lo sabéis todo. Por más que os valoren, tened siempre el coraje de deciros: soy un ignorante.

No os dejéis dominar por el orgullo. Por orgullo os volveréis tercos, donde deberíais ceder. Por orgullo vais a rechazar el consejo útil y la ayuda amistosa; por orgullo vais a perder la medida para la objetividad.

En el trabajo colectivo dirigido por mí, la atmósfera lo hace todo.

Servimos todos a un deber común, y cada cual se exige a sí mismo según sus fuerzas y posibilidades. Muchas veces no se puede distinguir qué es “mío” y qué es “tuyo”, pero con ello gana nuestra obra común.

Lo tercero es PASION. Pensad que la ciencia exige al hombre por entero. Y si tuviérais dos vidas, no os bastarían. Grandes esfuerzos y ardiente pasión exige la ciencia del hombre. Sed apasionados en vuestro trabajo y en vuestra búsqueda…”.